Any given day
| 18 març 2012Suena el timbre, por fin es viernes. Llega el fin de semana. Después de estos días de exámenes podemos descansar. Todos salimos, algunos corriendo, otros hablando de los planes para mañana por la tarde, otros despistados, otros riendo… y luego estamos nosotras. Como siempre las últimas, esperando a que Ana se ponga el anorak, se coloque bien la mochila, suba la silla encima de la mesa, y se ponga bien el pelo que se le ha enganchado por debajo de la asa de la mochila y eso, es realmente molesto.
Estamos listas, bajamos las escaleras y salimos por la pequeña puerta del piso de abajo. Entonces vemos a una profesora que con una bonita sonrisa nos dice adiós. Vamos por la pequeña subida, pero como siempre la puerta de salida esta cerrada. Durante unos minutos esperamos sentadas a que salga un profesor y nos abra la puerta. Al salir vamos hacia casa de Sandra. Dejamos las mochilas y nos vamos rápidamente camino abajo para comprar la comida. Estamos a principios del mes de marzo, pero hoy hace un día realmente caluroso, y más si vas andando a la una y media del mediodía y no tienes siquiera una sombra para refugiarte de el sol.
Ya lo hemos comprado todo, así que volvemos a casa para preparar la comida. Sandra pone música, y después prepara la carne, mientras Ana y yo ponemos la mesa. Nos sentamos y por fin, empezamos a comer. Justo en el centro de la mesa tenemos una plancha, donde cocinamos la carne que se hace realmente rápida Más tarde, nos sentamos en el sofá y ponemos una película, que aunque nos la sepamos de memoria, nos encanta. Es un musical, las tres estamos en el sofá cantando, divertidas, y sobretodo felices. Y es en ese momento, cuando me doy cuenta de que no cambiaría esos momentos con ellas por nada del mundo.
Paula